Una de las habilidades más increíbles de la especie humana es el poder de mentir, ya sea paras algo bueno, malo o como beneficio o supervivencia. Manipulamos la verdad. Es una capacidad que aprendemos temprano y que perfeccionamos con el tiempo. Engañamos a nuestros padres, a nuestros profesores, a nuestros jefes e incluso a nosotros mismos. Nos decimos que hemos perdido peso, que hemos dejado de fumar, que en realidad somos buenas personas.
¿Y que pasa cuando no conseguimos engañarnos a nosotros mismos? Cuando no podemos convencernos de que en el fondo no somos lo que sale en las pesadillas.
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